Fui a buscar a Antonio a su zapatería. Un hombre le preguntó si las botas que estaba probándose eran buenas para cazar. La respuesta, inmediata: "Si llevas estas botas, no necesitas escopeta". Antonio siempre tenía una frase a punto, la anécdota adecuada para cada momento.
Tengo mucho que agradecer a la Coral Riosecana y, sin duda, entre lo más importante está la convivencia con personas de edades y biografías muy dispares. Antonio disfrutaba cantando, como disfrutaba con todo: con esa alegría que es un don y una suerte para quienes están cerca. Encarnaba esa celebración de la amistad y de la vida que nos hace siempre tanta falta.
"Creo que mi padre era un poco de todos", ha escrito Miguel García Marbán. Antonio habitará en nuestro recuerdo porque forma parte de Medina de Rioseco, porque forma parte de nosotros mismos.
Fotografía de Fernando Fradejas