François Mitterrand fue un hombre compejísimo, casi hermético en algunos aspectos vitales y políticos. Sus circunstancias históricas también lo fueron. Acabo de ver El paseante del Champ de Mars, la película de Robert Guédiguian que retrata el fin de su vida. No era nada fácil encontrar un actor a la altura del personaje, pero es indudable que Michel Bouquet lo encarna con una precisión extraordinaria.
miércoles, 29 de agosto de 2007
lunes, 27 de agosto de 2007
Álvaro Siza
Reconforta contemplar las obras y leer las ideas de Álvaro Siza, un arquitecto preocupado por todos los detalles, como el mobiliario y la decoración, los jardines... que incluso ha llegado a diseñar algunas piezas de la vajilla, como hizo en el Pabellón de Portugal para la Expo ´98.
Dice Siza: "La universalidad no es equivalente a la neutralidad, no es el esperanto de la expresión arquitectónica, es la capacidad de crear a partir de las raíces. Mi sentido de la universalidad está más relacionado con la vocación de las ciudades, derivada de siglos de intervenciones, encrucijadas, superposiciones y mezclas de las influencias más opuestas, y que sin embargo crean una identidad inconfundible".
sábado, 25 de agosto de 2007
A vuelta de correo
Carta de Antonio Piedra. He hablado con él muy poco, aunque tenemos amigos comunes, como Guillermo González y Antonio Carvajal. Me escribe sobre El tiempo incinerado y el Libro del miedo.
Me alegra que tenga esa opinión de los dos libros. Me alegra mucho.
miércoles, 22 de agosto de 2007
Extremos
Woody Allen. Manhattan. Mary Wilke (Diane Keaton), en una galería de arte, dice: "Sí, para mí es... es muy estructural. ¿Entiendes lo que quiero decir? Está integrado perfectamente y posee una... una capacidad negativa, no sé, maravillosa. El resto de lo que exhiben abajo es basura."
Este tipo de frases escuchamos ayer en las exposiciones. Hay unos extremos que se juntan en las salas de conciertos, en los museos, en las butacas de las conferencias: las personas más interesantes y las más estúpidas. Inteligencia y pedantería, de modo paradójico, habitan socialmente -y sólo socialmente- en espacios idénticos.
martes, 21 de agosto de 2007
Madrid
Todo el día en Madrid. Me han hecho una entrevista para la televisión, con motivo de un documental sobre Ramón Barce. Siempre resulta artificioso hablarle a una cámara. Igual que tocar para unos micrófonos. Prefiero las clases, las conferencias y los conciertos.
Me acompañaron mis hermanos Pablo y Álvaro. Antes de la entrevista fuimos al Museo del Prado, al Thyssen y, naturalmente, a la Casa del Libro (Gran Vía). En el Prado vimos la exposición de Patinir, sus paisajes inabarcables, además de las obras de Goya (cuántas veces habré estado frente a sus Pinturas negras), El Bosco... En el Thyssen, nos deslumbró el virtuosismo de Richard Estes, y no pudimos ver la temporal de Van Gogh porque las colas eran gigantescas.
Y una factura para recordar: en la cafetería del Palace, una coca-cola y dos cafés, 20,33 €.
Qué inocentes somos...
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lunes, 20 de agosto de 2007
Aráñame
El 13 de mayo de 2005, anoté lo siguiente: "Breve encuentro con Luis-Felipe Comendador, que me ha regalado su nuevo libro, Aráñame, una colección de aforismos rebosantes de la emoción y la ironía que le explican en lo más íntimo. Luis-Felipe es un Midas del entusiasmo".
Vuelvo a leerlo hoy, y dejo aquí algunos fogonazos de mi amigo:
La espera es una vieja pared con desconchones.
Los hombres brillantes proyectan nítidamente la sombra de los necios.
Dios es un anestésico peligroso.
Estoy en todo lo que he mirado.
Todo esto algún día tampoco será tuyo -me dijo mi padre.
Guardo tus besos en la boca.
Caderas: sexo entre paréntesis.
La petulancia es el poder de los incapaces.
El milagro es vivir. Lo demás es lujuria.
sábado, 18 de agosto de 2007
Palma del Río
viernes, 17 de agosto de 2007
Córdoba
Ayer salimos hacia Córdoba mis hermanos Pablo, Álvaro y yo. Hicimos el viaje por la Ruta de la Plata, entre otros motivos, para pasar por Béjar y ver a Luis-Felipe Comendador. Allí estaba, en efecto, Luis-Felipe, quien a pesar de sufrir un ataque de ciática se mostró tan cariñoso y ágil (intelectualmente, claro) como siempre.
La siguiente parada fue en Zafra, y luego, a través de Sierra Morena, llegamos a Palma del Río: molletes, salmorejo... y a descansar.
Hoy hemos pasado todo el día en Córdoba. Hacía años que no venía. Volveré el 5 de octubre para dar un concierto y, después, cuando nazca mi primer sobrino.
El recorrido ha sido intenso: la Mezquita, la Judería, muchos monumentos civiles y religiosos, varios museos, algunas tabernas, dos librerías y, para no perdernos nada, hemos visitado incluso la exposición Intimidad. Manolete a través de la cámara de Ricardo. Se refiere al fotógrafo Ricardo Rodríguez, que consiguió excelentes imágenes del torero.
El recorrido ha sido intenso: la Mezquita, la Judería, muchos monumentos civiles y religiosos, varios museos, algunas tabernas, dos librerías y, para no perdernos nada, hemos visitado incluso la exposición Intimidad. Manolete a través de la cámara de Ricardo. Se refiere al fotógrafo Ricardo Rodríguez, que consiguió excelentes imágenes del torero.
Un café y de vuelta a Palma del Río.
Estoy agotado.
miércoles, 15 de agosto de 2007
Wallace Stevens
En el salón, junto al patio, escribo. Siento la suavidad, tan querida, del verano. Sobre la mesa, Aforismos completos, de Wallace Stevens. Son una suerte de poética del autor, otro intento en los márgenes que dejan los poemas:
· Las definiciones son relativas; la idea de los absolutos, también.
· Lo real es solamente la base. Pero es la base.
· Lo que cuenta es la creencia, no el dios.
· La poesía se lee con los nervios.
· No hay diferencia entre dios y su templo.
· Todo tiende a volverse real; o todo se mueve en la dirección de la realidad.
· El orden estético comprende todos los órdenes, pero no se limita a ellos.
· Cuando la mente es como una sala en la que el pensamiento parece una voz que habla, la voz es siempre la de otro.
· Ningún hombre es un héroe para quien lo conozca.
· La poesía es la alegría (la dicha) del lenguaje.
· Resulta más fácil copiar que pensar, de ahí la moda. Además, una comunidad de personas originales no constituye una comunidad.
. Todo el impulso de la mente es hacia la abstracción.
lunes, 13 de agosto de 2007
Matilde Salvador
Le propongo a Matilde Salvador un repaso por su vida. Me habla de una hermana de su madre, Joaquina Segarra, a la que Enrique Granados escuchó mientras subía por una escalera y se esperó hasta la conclusión de la obra que estaba interpretando, para después invitarla a un recital colectivo, frecuentes en la época, y que iba a contar con la intervención del propio Granados. Matilde recuerda su trabajo con Josefina Segarra al mismo tiempo que incide en su prevención sobre lo que se entiende por enseñanza, que ella prefiere definir como “ayudar a aprender”, con los inevitables límites: “cada uno aprende lo que puede, no lo que quiere”.
El padre de Matilde -junto a Vicente Asencio y Abel Mus- fundó el Conservatorio de Castellón y ella fue la primera alumna del centro. Desde pequeña se inclinó por la composición. A su casa llegaba Asencio, amigo de su padre, y le escuchaba "verdaderamente embelesada". Sería su profesor y, finalmente, su marido. Matilde subraya las excepcionales dotes de Asencio para inducir un vívido interés por todo a cuantos se le acercaron. Ella lo resume: “Te despertaba”.
Sobre el piano de Matilde hoy dos fotografías: una de su marido y otra de Mompou, con una dedicatoria. Cuando la vio Carmen Bravo, se echó a llorar: Mompou había sufrido una parálisis que afectó a su mano derecha, y lo primero que hizo al mover la mano fue escribir esas palabras a Matilde.
La memoria está en auténtica ebullición, porque evocar es una especie de explosión dificultosa al inicio, pero que luego es imparable y desordenada al expandirse. Comienzan a surgir nombres: Joaquín Rodrigo, “un hombre de un talento muy especial, mordaz e ingenioso”. Cree que Rodrigo ha tenido cierta influencia sobre ella, pero menos que Mompou. También me describe la emoción que supuso el regreso de Rodolfo Halffter a Valencia, treinta y cinco años después de terminada la Guerra Civil, cuando fue para despedirse de los amigos de entonces. Y, naturalmente, habla con mucho cariño de Ernesto Halffter, que siempre le hizo observaciones muy interesantes y valoraba el singular acierto de Matilde para armonizar.
De Salvador Bacarisse alaba su bondad, su simpatía, aunque “no era tan músico como los Halffter”. Matilde se alojaba, en sus viajes a París, en la casa de Bacarisse, que le organizó un recital en Radio France, compuesto por canciones de Matilde que ella misma interpretó al piano, con Amparo Peris, la cantante que participó en el estreno del Retablo de Falla.
Joaquín Turina no le parece “de primerísima fila”, pero sí con una “personalidad y acento propio” que estima esenciales en el balance de un compositor.
Para terminar, me hace una de sus estupendas preguntas: “Oye, Diego, ¿por qué llaman música ligera a la que es tan pesada?”
El padre de Matilde -junto a Vicente Asencio y Abel Mus- fundó el Conservatorio de Castellón y ella fue la primera alumna del centro. Desde pequeña se inclinó por la composición. A su casa llegaba Asencio, amigo de su padre, y le escuchaba "verdaderamente embelesada". Sería su profesor y, finalmente, su marido. Matilde subraya las excepcionales dotes de Asencio para inducir un vívido interés por todo a cuantos se le acercaron. Ella lo resume: “Te despertaba”.
Sobre el piano de Matilde hoy dos fotografías: una de su marido y otra de Mompou, con una dedicatoria. Cuando la vio Carmen Bravo, se echó a llorar: Mompou había sufrido una parálisis que afectó a su mano derecha, y lo primero que hizo al mover la mano fue escribir esas palabras a Matilde.
La memoria está en auténtica ebullición, porque evocar es una especie de explosión dificultosa al inicio, pero que luego es imparable y desordenada al expandirse. Comienzan a surgir nombres: Joaquín Rodrigo, “un hombre de un talento muy especial, mordaz e ingenioso”. Cree que Rodrigo ha tenido cierta influencia sobre ella, pero menos que Mompou. También me describe la emoción que supuso el regreso de Rodolfo Halffter a Valencia, treinta y cinco años después de terminada la Guerra Civil, cuando fue para despedirse de los amigos de entonces. Y, naturalmente, habla con mucho cariño de Ernesto Halffter, que siempre le hizo observaciones muy interesantes y valoraba el singular acierto de Matilde para armonizar.
De Salvador Bacarisse alaba su bondad, su simpatía, aunque “no era tan músico como los Halffter”. Matilde se alojaba, en sus viajes a París, en la casa de Bacarisse, que le organizó un recital en Radio France, compuesto por canciones de Matilde que ella misma interpretó al piano, con Amparo Peris, la cantante que participó en el estreno del Retablo de Falla.
Joaquín Turina no le parece “de primerísima fila”, pero sí con una “personalidad y acento propio” que estima esenciales en el balance de un compositor.
Para terminar, me hace una de sus estupendas preguntas: “Oye, Diego, ¿por qué llaman música ligera a la que es tan pesada?”
sábado, 11 de agosto de 2007
viernes, 10 de agosto de 2007
Agosto
Así de concurrida está en agosto la calle Mayor de Medina de Rioseco. Hoy ha venido Amador Sánchez con su familia. Hace poco estuvo José-Ramón Echezarreta con la suya y, algo después, Luis García Vegas. Me gusta recibirlos en este lugar, pasear con ellos en estas calles desde las que miro el mundo.
Después de una pequeña ruta les llevo también a la librería de Manuel Cuenca, un amigo estupendo y un librero sagaz que encuentra hasta los títulos más escondidos. Su establecimiento es una suerte para Rioseco.
Después de una pequeña ruta les llevo también a la librería de Manuel Cuenca, un amigo estupendo y un librero sagaz que encuentra hasta los títulos más escondidos. Su establecimiento es una suerte para Rioseco.
jueves, 9 de agosto de 2007
El regreso
Francisco Ayala narra, en Recuerdos y olvidos, el regreso tras casi cincuenta años de ausencia, a su ciudad natal, Granada: "todo seguía igual; todo respondía y se ajustaba en seguida a la imagen de mi recuerdo. No era tanto que yo reconociese lo que encontraba; es que buscaba lo que deseaba encontrar, reconocer. Nada había cambiado".
En El regreso, de Alberto Manguel, sucede exactamente lo contrario. Un hombre vuelve a la ciudad que abandonó con urgencia muchos años atrás. Al lector le van inquietando las persistentes coindidencias, el surgimiento de una ciudad fantasmagórica, espectral.
La respuesta es terrible.
martes, 7 de agosto de 2007
Ojalá octubre
Ojalá octubre, el último libro de Juan Cruz, es la crónica de un viaje: el de la mirada interior que busca en la memoria respuestas que terminan en nuevas interrogaciones. La dificultad, conmovedora en cada página, de dar cuenta de ella en todo su dolor, con toda su entereza.
Volver, en la mirada última del padre, a un mundo pequeño, delimitado claramente e inabarcable a la vez, capaz de dar cobijo y proteger del miedo. Así va dibujándose el autor, palabra tras palabra, explicando cómo el tiempo juega con la memoria. Y viceversa.
Dice Juan Cruz que su padre nunca se quiso despedir. El mío, tampoco. A mí, como a él, me miró en la habitación de un hospital, sin preguntar nada, que es una forma de preguntarlo todo.
En Ojalá octubre la melancolía salta de la línea hasta el lector, lo envuelve en una espuma blanca para que entienda, de una vez por todas, que "el horizonte es una casa que también se pierde".
Volver, en la mirada última del padre, a un mundo pequeño, delimitado claramente e inabarcable a la vez, capaz de dar cobijo y proteger del miedo. Así va dibujándose el autor, palabra tras palabra, explicando cómo el tiempo juega con la memoria. Y viceversa.
Dice Juan Cruz que su padre nunca se quiso despedir. El mío, tampoco. A mí, como a él, me miró en la habitación de un hospital, sin preguntar nada, que es una forma de preguntarlo todo.
En Ojalá octubre la melancolía salta de la línea hasta el lector, lo envuelve en una espuma blanca para que entienda, de una vez por todas, que "el horizonte es una casa que también se pierde".
lunes, 6 de agosto de 2007
Soledad sonora
Mi tercer disco. Soledad sonora contiene toda la obra para piano de Pedro Aizpurua. Se presentará a finales de septiembre o principios de octubre. Pedro tenía mucha ilusión en que lo grabase. Y yo en hacerlo, naturalmente. Cuando estrené el Homenaje musical al silencio, en el escenario estaban colgadas cuatro pinturas de Jesús Capa. Por eso pensé que debía diseñar la portada.
Ésta es nuestra Soledad sonora.
domingo, 5 de agosto de 2007
Habitación con islas
Leo en la nueva casa una antología de Manuel Moya, Habitación con islas. Moya es un poeta al que conocí por medio de Luis-Felipe Comendador, en esa guarida suya que va creciendo en Béjar y a la que quiero ir este mes de agosto para darle un abrazo, charlar un buen rato y, entre otras cosas, devolverle este libro.
De Habitación con islas transcribo el poema titulado "Castillo de San Pedro".
De las nubes que pasan derruidas,
de los sueños, del propio caminar
doliente y solo, de la hierba
que sigue a la batalla,
no quedas sino tú, el Deshabitado.
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