Antes de salir, volvió a leer unas palabras
escritas para la presentación del libro de un amigo: cada día de nuestra vida
tiene una luz que viene del pasado. Buscaba esa luz, no la sentida por Fray
Luis de León al escuchar a Francisco de Salinas en su maravillosa oda, sino una
luz madura y diferente: la luz usada que envuelve la memoria de los ojos y empuja
hasta este mismo instante aquellas emociones que se daban por perdidas o, más
aún, de las que no había el menor rastro consciente, y traen aromas y paisajes
olvidados.
En los días de Navidad recorría las calles de
Medina de Rioseco y notaba la ternura de esa luz interior posándose en las
palabras y en la piedra, en los cercanos campos y en los cuerpos. Pensó que,
por mucho que viviera, moriría muy ponto; que la ambición y el miedo son
máscaras para ocultar la soledad y la intemperie de la muerte; que la ruindad y
la injusticia no pueden convertir en llanto y miseria, en dolor y desprecio, la
ayuda entre esas vidas que se encuentran y caminan hacia la penumbra de un final
visible desde siempre.
Y por ello le asombraba que esa transformación
sufrida por las personas durante la Navidad no fuera permanente; que el delirio
fuera la expresión de un espíritu fraterno, cuando el delirio era, al menos
para él, la certeza de un feroz egoísmo que se pretendía infinito e
incuestionable. En Navidad podía manifestarlo sin parecer ingenuo, aunque con
ese agotamiento que nombraba Pessoa: “cansa sentir cuando se piensa”. Cualquier
rincón de Medina de Rioseco, por irrelevante que pareciese, despertaba un
recuerdo en él: esa voz escondida que señala el espacio donde descansa todo lo
que no ha muerto pero ya se ha perdido.
(Artículo publicado en El Mundo, edición de Castilla y León, el 6 de enero de 2013)
8 comentarios:
Hermoso, como todo lo que escribes, compañero.
Mil gracias, Álvaro.
Un fuerte abrazo.
Hermoso y oportuno.
Emotivo . Es cierto, parece que nos quedado enganchados a La Navidad, para descorrer el tupido velo con el que nos ocultamos.
He visto que el texto lo publicaste en el año 2013.
Han trascurrido ya unos años y, sin embargo es de una actualidad impactante.
Un fuerte abrazo, desde Fechas Navideñas 2020.
Muchas gracias, Antonio.
Un abrazo.
Mil gracias, Berta.
Feliz 2021.
Un beso.
Precioso
Muchas gracias, Javier.
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