Ha fallecido Miguel de la Iglesia. Su padre y mi bisabuelo Venancio eran tan amigos que sus respectivos hijos continuaron esa relación como una herencia de afecto. De hecho, yo tenía casi veinte años cuando supe que su hermana Margarita no era de mi familia...
Hay muy pocas personas con las que haya disfrutado tanto y durante tanto tiempo como con Miguel de la Iglesia, nuestro querido Miguelín. En los años que compartimos en la Coral Riosecana Almirante Enríquez estuve siempre a su lado -ambos éramos bajos- en ensayos, actuaciones, viajes... No sé cuántos tangos y cuántos chistes le habré escuchado. Creo que siempre me quedará esa alegría. Y el recuerdo de tantas horas. El aguinaldo en su casa junto a Tea, después de haber cantado Mañanicas floridas en algún rincón de Medina de Rioseco.
Al ver las fotografías de la coral me doy cuenta de tantos amigos que ya no están aquí. Ahora Miguelín se suma a esa larga lista.
La gente dice que la vida sigue. Es cierto. Pero no sigue igual.