Cada cinco de julio llamaba a Miguel Frechilla para felicitarle por su cumpleaños. Siempre respondía lo mismo: "estoy mejor que nunca".
Hablábamos prácticamente a diario y así, también a diario, le recuerdo. Y le echo de menos. Su afecto incondicional, su inteligente conversación, su infatigable espíritu optimista no han encontrado un sustituto en mi vida.
Fue mi profesor; después, mi compañero en el conservatorio; siempre, mi amigo: un maestro en el más bello sentido de esa palabra que muy pocos son capaces de llenar.
2 comentarios:
Otro bello homenaje tuyo a un, por lo que leo, gran profesor y amigo. ¡Qué noble eres Diego! Besotes, M.
También fue mi Maestro. Me conoció mejor que yo a él y mi examen de 8º de piano lo aprobé gracias a su sensibilidad como artista, como pedagogo y como ser humano. Acabo de descubrir que Diego y yo somos amigos en Fb. Me dío gran alegría.
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