domingo, 31 de enero de 2010

Álvaro en la Villa del Libro

Hemos estado en Urueña esta mañana para asistir a un concierto organizado por el Conservatorio de Valladolid.
Mi hermano Álvaro ha intervenido como miembro de un excelente cuarteto de guitarras.
¡Enhorabuena!

domingo, 24 de enero de 2010

El homenaje a Ramón Barce en la revista "Scherzo"


Crítica de Arturo Reverter publicada por la revista Scherzo.

Ha hecho un año de la muerte de Ramón Barce. Presidido por la figura emocionada de su viuda, Elena, y aderezado con 22 creaciones de músicos próximos a él, se desarrolló el concierto. Abrió el fuego Contorno de planto de Marco, que combina acordes tranquilos con hábiles jugueteos en torno a un breve diseño. Amor y humor II de Sardà se organiza sobre una sentida melodía, y agitados pasajes a dos manos. García Álvarez maneja, en In memoriam, las síncopas en un discurso accidentado, mientras Casablancas, más atonal y disonante, exhibe su rica panoplia de exquisitos timbres en Lamento-Haiku.
En el valle de las lágrimas es pieza muy del estilo emotivo y reflexivo de Josep Soler; Barce in lona de Grèbol es una marcha fúnebre; Epitafio: Ramón y desencanto de Calandín se atempera a un impresionismo sui generis, en tanto Susúrrame al oído de Dolores Serrano se nos antoja animadamente stravinskiana. El imaginativo García Demestres trabaja en La vereda del cuco sobre un tema saleroso y un curioso toque schumanniano. Discurso quebrado y solemne ofrece González Acilu en Límites I, seguida de Elegía IV de Teresa Catalán, elaborada sobre un intervalo de tercera. Noche sin luna de Prieto es muy lucida y variada de dinámicas.
Ferrer dibuja en 5432 una especie de canción infantil, Legido, en Lumen, va de la oscuridad a la luz, Rueda, en Impromptu IV RoMa, esboza un aire chopiniano, García Laborda trabaja el ostinato en la debussyana In Memoriam, Carme Fernández Vidal se muestra delicuescente en Sons de dol. Cruz de Castro establece distancias con Treno, enmarcada entre toques a rebato y vertebrada sobre fustigantes repeticiones. En Recuerdo Durán Loriga parte de una figura de cuatro notas y Pérez Maseda plasma una dramática pintura en RB. Del Puerto nos divierte con su muy breve y fulgurante Apunte de invierno, de ecos impresionistas, y, por fin, García Abril muyetra un aire nostálgico y un curso fluyente en su Homenaje.
Fernández Magdaleno estuvo seguro de digitación, preciso de ataque, calibrado de dinámicas y variado de expresión; como procedía.