martes, 30 de septiembre de 2008

Madrid

Ramón Barce ha estado presente en los conciertos que he dado en Cataluña, Galicia y Andalucía para celebrar su ochenta aniversario. Anoche toqué en el Círculo de Bellas Artes y una inoportuna lumbalgia le impidió acudir cuando estaba a punto de salir de su casa. Asistieron muchos amigos: Miguel Huertas, Carlos Cruz de Castro, José-Luis Turina, Consuelo Díez, Jacobo Durán-Loriga, Andrés Ruiz Tarazona, José-Luis Téllez, Agustín González Acilu, Isabel Huete, Eva Alcázar, Luis Alonso, Rosa Blanco, Jesús Legido, Juan-Francisco de Dios, Rosa-María Calle y tantos otros.
Esta mañana he ido a visitar a Ramón junto a mi hermano Álvaro y Miguel Huertas. Siempre, como el título de la pieza que Albert Sardà ha dedicado a Ramón y estrené ayer: Amor y humor.


domingo, 28 de septiembre de 2008

Historias de Londres

Historias de Londres, de Enric González, es un texto divertido y capaz de ofrecer una visión de la capital inglesa como sólo quien la conoce en profundidad puede hacerlo. Un paseo por las experiencias de este magnífico periodista que va enlazándose con las peculiaridades de Londres en su presente y su pasado: una invitación al disfrute de un espacio inolvidable.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Homenajes a Ramón Barce

Me alegra que los homenajes a Ramón Barce merezcan la atención de cada vez más medios periodísticos. La revista Variaciones se hace eco en su último número y mañana (11.45 horas) me harán una entrevista en Radio Círculo que puede escucharse a través de Internet.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Havel y la muerte

Václav Havel, sobre la muerte, en Sea breve, por favor:

Nunca he intentado suicidarme, pero llevo toda la vida pensando en la muerte. Y a medida que pasan los años, pienso mucho más en ello. No sólo porque envejezco, o porque varias veces he mirado a la muerte de frente desde la cama de un hospital, sino sobre todo porque poco a poco me van abandonando mis seres más cercanos: mis padres, mi mujer, mis amigos. Es imposible no pensar en la muerte. Yo me preparo para mi propio fin de un modo un tanto burocrático: quiero dejar las cosas en orden. Por ello, entre otros motivos, me he ocupado de la edición crítica de mis Obras completas: es como si quisiera tener bajo control lo que quedará de mí. Eso no deriva sólo de mi amor al orden: ¿quién, tras la experiencia de la muerte de sus seres más cercanos y después de que la muerte se elevara incluso sobre sí mismo, no pensaría en su testamento y en disponer de forma sensata su legado? Antes estaba claro. No puedo descartar que, inconscientemente, quisiera seguir a Olga o que a menudo haya tenido la sensación de que me llama a su lado.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Un hombre sin patria

Al terminar de leer Un hombre sin patria, encuentro un texto de Václav Havel en el que se refiere a Estados Unidos, publicado en su último libro, Sea breve, por favor: "Hay algo más que me fascina: esta gente ama a su país". Es cierto que los norteamericanos tienen una relación con los símbolos y una exaltación patriótica cuando menos sorprendente para un checo o un español actuales. Pero las voces más críticas al sistema proceden también de la misma sociedad. Un ejemplo es Kurt Vonnegut y esta obra, Un hombre sin patria, en la que describe con un gran sentido del humor aspectos relacionados con la literatura y la contemplación de su vida desde la vejez, hasta las políticas de la Administración Bush y las complicidades de todos los que las han avalado con sus palabras o sus silencios.
Cita a George Bernard Shaw, a modo de resumen: "Yo no sé si hay hombres en la Luna pero, si los hubiera, seguro que utilizaban la Tierra como manicomio".

domingo, 14 de septiembre de 2008

David Foster Wallace

Simone de Beauvoir se preguntaba cómo debería ser la vida de una persona para elegir la muerte de modo voluntario. Eso mismo he pensado al saber que el novelista David Foster Wallace se suicidó el viernes.

lunes, 8 de septiembre de 2008

El oficio de vivir

Periódicos y revistas recuerdan estos días a Cesare Pavese, con motivo del centenario de su nacimiento. Y lo más importante: la edición de obras inéditas en nuestra lengua.
Aún era adolescente cuando Gonzalo Franco Revilla me habló de un libro extraordinario, previniéndome de su extrema dureza. Se trataba de El oficio de vivir. Gonzalo estaba en lo cierto. El diario de Pavese es uno de los textos que más veces he leído y nunca ha dejado de impresionarme, de conmoverme como en la primera lectura.
Junto a El oficio de vivir, inseparables, también vuelvo a sus relatos y poemas. En 1999 compuse una pieza para piano que estrené en Santander, dentro de un ciclo dirigido por Francisco García Álvarez: Versos de Pavese. Está dividida en dos partes: 1. "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos". 2. "La muerte tiene una mirada para todos".
Un mínimo homenaje a quien me ha acompañado tanto, sin saberlo.