Visito con frecuencia a Félix-Antonio González, más aún en los últimos meses, desde que se encuentra enfermo. Esta mañana he ido acompañado por Luis García Vegas. Allí hemos compartido conversación con Francisco García Álvarez, que trabaja, con gran rigor y entusiasmo, en una tesis sobre el padre de Félix.
Carlos Castilla del Pino diferenciaba dos grandes tipos de bibliotecas: la que uno encuentra ya hecha y la que uno hace. La del compositor Félix-Antonio pertenece al segundo grupo. Por tanto, es de gran utilidad para comprender al que fue construyéndola libro a libro. Félix recuerda a su madre quejándose cada vez que su padre llegaba a casa con un nuevo ejemplar. No disfrutaba de un desahogo económico, pero siempre tuvo las monedas justas para otro volumen.
La biblioteca refleja los múltiples intereses intelectuales de Félix-Antonio. El valor de su contenido musical es extraordinario: primeras ediciones, títulos poco frecuentes y obras imposibles de encontrar no sólo traducidas, sino en sus idiomas originales. Un tesoro.
3 comentarios:
Qué bueno cuando uno puede jactarse de tener una biblioteca de libros leídos.
Qué será de nosotros cuando ya no podamos hacer nuestra propia biblioteca, qué será de nosotros...
Puesto que no tengo hijos y mis sobrinos no son precisamente muy amantes de la lectura (por desgracia), siempre me pregunto qué será de ellos, que los he comprado, leído y cuidado con tanto cariño. Supongo que no me quedará otra que donarlos a algún centro que los necesite. Forman parte de la historia de mi vida y para mí son muy importantes.
Supongo que para Felix Antonio también.
Besotes.
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