domingo, 1 de marzo de 2009

Dos amigas

Dos amigas a las que he conociso a través de Internet, son tan amables que me dedican sus respectivas entradas de hoy. Una, la compositora Dolores Serrano; otra, la escritora Cecilia Alameda.

Muchísimas gracias, queridas Lola y Cecilia. Muchísimas gracias.


Dos años con Diego. Cecilia Alameda.


Razón y desencanto es un conjunto de textos que Diego Fernández Magdaleno escribió , con una periodicidad casi diaria, entre enero de 2005 y diciembre de 2006. Cada fecha del calendario, con frases breves y rotundas, Diego plasmaba en su cuaderno (en su ordenador, tal vez) las ideas, emociones, certezas y dudas que iban surgiendo al hilo de los acontecimientos que marcaban su existencia, de sus lecturas, de sus tareas como concertista, estudioso del piano y docente.Empecé a leer el libro, considerándolo una muestra de amistad, en cuanto cayó en mis manos, la tarde del mes de febrero que Diego tocó en el Conservatorio de Madrid. A los pocos minutos me di cuenta de lo valioso que era el regalo que había recibido. De la calidad, la hondura y la sensibilidad con que estaban sus páginas escritas.
Diego trata de temas que le afectan o le preocupan: la creación artística, la historia, la actividad política, los comportamientos sociales, el transcurso del tiempo. Sus palabras invitan a la reflexión y suponen en algunos casos sorpresa y descubrimiento.
Transcribo algunos párrafos, aunque esta selección es muy subjetiva. Hay otros muchos que son tan interesantes, tan encomiables como éstos.


No hay más que leer las entrevistas de muchos "creadores" para constatar un clamoroso desconocimiento de cuanto les ha precedido: presumen de haber descubierto lo que lleva medio siglo en los libros de historia.


Asisto a un entierro que tiene lugar con setenta años de retraso. No entiendo las reacciones contrarias que provocan estos homenajes en sectores muy concretos: no veo por ninguna parte las oscuras intenciones que se les atribuyen. En el acto de hoy había emoción y dignidad ante unos hombres que se apilaban en una fosa común desde 1936. Si alguien se incomoda, que pregunte a su conciencia.


Ante una invitación para intervenir en la actividad política, a veces exigimos unas condiciones que, de cumplirse, harían innecesaria nuestra participación.


Demasiados incidentes de la vida cotidiana, menores pero desagradables, son fruto de la mala educación. La cortesía debe ser obligatoria.

La pérdida de su padre, arrebatado por una enfermedad cuando todavía era joven para irse, el dolor por su ausencia es casi una línea argumental en este diario de Diego. Surgen de la añoranza oraciones que suenan como versos de un poema breve, o quizás como proverbios en los que lo poético se mezcla con lo filosófico.

Leer la prensa en la habitación de un enfermo es descubrir la enorme banalidad que nos preocupa cuando no sufrimos.


Sé que mi padre ha muerto. Pero esa certeza, tan profundamente física, aún no forma parte de mi vida.


La noche trae palabras que la luz no comprende.

El libro termina poco después de un evento feliz, el nacimiento de Pablo y el descubrimiento de la paternidad por parte del pianista y narrador.


Cuando le di a Pablo su primer biberón, mi madre dijo "ya no podemos entender la vida sin él". Y llevábamos juntos sólo unas horas.


Buen ánimo para el trabajo. El niño anula gran parte de los fantasmas que me han hecho compañía, con variable intensidad, duante largo tiempo.

4 comentarios:

Isabel dijo...

Muy bonito lo que han escrito sobre ti, y muy significativas tus frases en los momentos puntuales.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Diego, es un placer tenerte como amigo...no podía dejar de incluirte en "lo que pasa por mi blog" jjj. A Cecilia la visitaré en otro momento y tengo que ponerme al día con tu Razón y Desencanto...

Abrazos.

CarmenS dijo...

Ha sido un verdadero gusto leer tu libro. Lo he hecho despacio, para asimilar, pensar sobre todo lo que contabas. Como si leyera poesía casi.
Espero el próximo.

Merche Pallarés dijo...

He leido a CECI y me ha encantado lo que ha escrito porque, estoy segura, que te lo mereces con creces pero yo AÚN estoy esperando que tu libro llegue a mi librería... Besotes, M.