Esta mañana ha muerto Pedro Gómez Bosque, una de las personas más radicalmente bondadosas que he conocido. Le invité a dar una conferencia en el conservatorio, sobre música y cerebro. Cuando estaba enferma su mujer, escuchaban juntos música en la radio. Al llegar a su casa, me dijo: "Creo, Diego, que a mi mujer le va muy bien la musicoterapia. Tenemos que hablar de ello".
Era un hombre sabio, enamorado de la enseñanza, implicado en la política y en todo aquello que dignificaba al ser humano.
Nunca le olvidaremos.
5 comentarios:
Lo siento profundamente. Recuerdo cómo me impresionó hace unos años "Atardeceres con Gómez Bosque", y también recuerdo ese halo de bondad que le acompañaba siempre. Ha desaparecido uno de los pocos referentes morales e intelectuales que nos quedaban.
Es un día triste.
Manuel.
No lo sabía. Gracias, Diego, por tu nota. Pedro y yo fuimos amigos durante más de tres décadas. Un símbolo de la libertad en el Valladolid sórdido de los setenta. Un luchador infatigable por las causas justas, un hombre que supo afrontar con coraje y dignidad sus inmensas tragedias personales. Cuanto se diga será poco para enaltecer su figura. Le vi en Margen hace unos meses hablando del efecto terapéutico de la música. Acompañado de Teresa y con mil amigos agradecidos. Ejemplificó su lección con la Pastoral de Beethoven. A la salida, le dije: "Pedro, cada día eres más maestro". "Y qué es ser maestro", me pregunto. "Lo que siempre has sido tú", le contesté, "alguien que enseña siempre algo sin que se note". Un recuerdo emocionado a Don Pedro Gómez Bosque. Se nos fue cuando comienza el verano. Nunca le gustaron los extremos y menos aún los acalorados. Un abrazo
Maria Antonia, mi mujer, y yo hemos estado en el funeral por Don Pedro. Era impresionante no tanto el número de personas como de procedencias, ocupaciones y sensibilidades. Todas se han concitado para homenajear a Don Pedro. Mañana o dentro de unos pocos días El Norte de Castilla publicará una necrológica qye he redactado sobre "El Maestro que lo sabía todo". Espero que te guste, Diego. Un abrazo
Me entero Diego por tu blog. Yo estuve en aquella charla de música y cerebro y en algunas otras.
Conocí a gente que había sido su alumno/a en la facultad de medicina. Todos coincidían en las afirmaciones que hoy se escriben en el blog.
Que más queda para homenajearlo que no olvidar su persona, su bondad y la sabiduría predicada.
Yo no conocía a este buen señor pero os acompaño en el sentimiento porque los que sí le conociaís, veo que os ha afectado mucho su muerte. Qué lástima que vayan desapareciendo hombres cabales como él... Besotes, M.
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