Acababa de tomar un café en la terraza de Cubero cuando, al mirar una esquela en el tablón, he leído el nombre de Rafael Borjas Cerreduela.
Rafa, Fael, o Fanfán, el invencible (como la película de Christian Jaque), eran algunas de las formas con las que mi padre se dirigía a él. Nosotros heredamos el cariño, su enorme amistad.
"¿Qué hace don Dieguillo?", me decía al encontrarnos. Fue siempre un ejemplo de fuerza y de nobleza.
Nunca te olvidaremos, Rafa.
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