viernes, 8 de marzo de 2013

Un espacio común


Conozco a quienes se dedican a la política por una voluntad de participación activa dentro del espacio común, arraigada en un ideario ético y en el deseo de ponerlo en práctica con la mayor honradez, generosidad y eficacia. Conozco, también, a quienes un partido les proporciona salidas profesionales que no alcanzarían nunca por sí mismos, y, al igual que ha sucedido a lo largo de la historia, no faltan aquellos que disfrutan del ejercicio del poder, entendido como una pulsión analizada, en numerosas ocasiones, desde el punto de vista psicológico. Hay otros modelos, entre ellos los que se derivan de la mezcla de los mencionados y de sus matizaciones, pero estos ya abarcan un espectro lo suficientemente amplio como para que no comparta -y me preocupen- las cada vez más desmesuradas proclamas de la antipolítica, una actitud basada, con frecuencia, en un populismo que bordea -cuando no rebasa- valores democráticos fundamentales. Tampoco, claro está, para que pierda el asombro ante muchas declaraciones y comportamientos de cargos públicos que se sitúan de espaldas a los intereses urgentes de las personas, destinatarias de su actividad y la razón misma que justifica su trabajo.
Buena parte de la sociedad ve a sus representantes políticos ajenos a los problemas reales, ensimismados en disputas irrelevantes y estériles, reaccionando con una lógica incomprensible para quienes sufren las terribles consecuencias de una crisis económica que está causando tanto dolor y resulta agravada por la falta de confianza en las mujeres y los hombres que deberían hallar las soluciones y son percibidos, por un número creciente de ciudadanos, como un factor añadido que incrementa su angustia.  
    
(Artículo publicado en El Mundo, edición de Castilla y León, el 3 de marzo de 2013)

2 comentarios:

HArendt dijo...

Dolorosa y magníficamente explicado, y compartido, amigo Diego. Muchas gracias. Un abrazo fuerte.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Muchas gracias, querido amigo.
Un fuerte abrazo,

Diego