
La
situación económica es muy grave. Nadie lo duda. Pero no puede hacernos perder
nuestro criterio para distinguir lo importante de lo accesorio: la anulación de
nuestro sentido crítico sería el peor recorte
que podríamos sufrir. La cultura no es el maquillaje de una sociedad. Es tan
importante que, atendiendo a la valoración que merezca en una comunidad
determinada, sabremos deducir el nivel de multitud de facetas de su estructura
y organización, de la propia calidad de su convivencia. La
Escuela Profesional de Danza de Castilla y León está desarrollando un excelente
trabajo, con magníficos resultados tanto desde el punto de vista individual
como colectivo: un grupo de estudiantes acaba de obtener un importante
reconocimiento en un concurso internacional. Pese a todo, parece ser que, entre otros
profesionales, un porcentaje muy alto de músicos se quedará sin empleo. Creo
que vale la pena reconsiderarlo. Conozco a algunos de los que pueden ser
sustituidos por grabaciones. Son excelentes pianistas: intuitivos, dúctiles y
sensibles ante las necesidades que el alumno y el profesor de danza tienen en
un ámbito educativo del que son imprescindibles y al que se ocupan con el
máximo rigor y entusiasmo. Se percibe de inmediato al verles y escucharles. Lo
decía Martha Graham: “el movimiento nunca miente”.
(Publicado en El Mundo, edición de Castilla y León, el 8 de julio de 2012)
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