Caminábamos esta tarde por el paseo marítimo de Sangenjo cuando Pablo decidió entrar en una cafetería. Junto a la barra vimos a una joven camarera ensimismada en las páginas de un libro. Nos atendió con amabilidad, pero se percibía que aún respiraba la atmósfera del libro que estaba esperándole, abierto, a escasos metros, y al que volvía de inmediato, arrastrada por esa incomparable pasión de la lectura.
7 comentarios:
Eh...
Bueno, Diego, yo te conozco y realmente sos una persona, se nota, paciente y muy amable. Y hay que ver que también debés estar relajado, estás de vacaciones...
Pero si una moza se toma toooodoooo su tiempo para atenderme y encima, leyendo en horas de trabajo... pues creo que en tu lugar yo hubiese puesto la misma foto pero protestando!
Se ve que sos muy comprensivo.
Pequeñas viñetas como estas me resultan fascinantes.
La pasión ES verdaderamente incomprable. Saludos!!
¿Qué estaría leyendo? Igual era una estudiante y estaba estudiando para algun examen que le había quedado pendiente... Besotes, M.
No importa que no se lea un libro determinado, siempre y cuando se lea otro. Podría darse el caso, no obstante, que esa señorita estuviera leyendo 'Razón y desencanto'. Podría haber llegado a sus manos siguiendo algún interesante vericueto.
Saludos
Siento decepcionarte pero para mi que está buscando un teléfono en la guía....
Qué maravilla que la gente viva esa magia. Saludos
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