Esta mañana de domingo en la que busco unas palabras que un día fueron necesarias y ahora se van alejando; esta mañana que se parece a tantas otras, a los días que se suceden sin levantar acta de nada reseñable, salvo esa música que ocupa el lugar de las palabras que nunca volverán a mí, como no volverán las voces de quienes las pronunciaron. La música de esas voces vibrando en la memoria es, al fin y al cabo, lo único que vale la pena de cuanto nos sucede, lo único esencial y digno que nos permite hacer soportable el tiempo y esa tristeza que lo desnuda y lo reduce a silencio ante nuestros ojos.
Esas palabras que tanto echas de menos estarán siempre en tu memoria y formarán parte inseparable de tu vida. Se han ido pero permanecen en el aire acompañando a esa música que no las sustituye sino que actúa como fecundo complemento del mensaje musical. Ahí están. Ahí siguen. Y a ellas las sucederán otras, que serán voces nuevas, palabras por descubrir, mensajes aún insospechados, reflexiones repletas de contenidos que nos ayudan a avanzar, porque siempre nos espera un camino por andar. Nada es estático, querido Diego, ni tampoco debemos sumirnos en la nostalgia. Nostalgia y esperanza, recuerdos y nuevos horizontes deben ir entrelazados, ya que la vida no es otra cosa que sedimentos que se superponen hasta fraguar esa estructura de ideas y vivencias sobre las que se fragua la personalidad. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarUn abrazo, querido amigo.
ResponderEliminarAfortunadamente está la música de otras palabras, luminosa y clara, joven, inocente y alegre.
ResponderEliminarAfortunadamente hay tantas músicas...