En Un americano en París, el ex-director de Le Monde, Jean-Marie Colombani, hace un retrato del actual presidente de Francia, de sus peculiaridades ampliamente conocidas y el papel que se atribuye en Francia al jefe del Estado.
Sarkozy valora el movimiento incesante, la omnipresencia de su acción política, hasta minimizar las de su primer ministro y el resto del Gobierno.
Ahora, Colombani tendría un argumento nuevo: Sarkozy cree en el mérito y en el esfuerzo personal por encima de todo, pero ahí está el caso de su hijo Jean para desmentirlo.
Menos mal que el hijo ha desistido del puesto tan importante que iba a ocupar en La Défense. Hubiese sido una afronta bestial para los franceses. Besotes, M.
ResponderEliminarYa sabes eso de "consejos vendo pero para mí no tengo". Sarkozy no es una excepción, aunque me alegro que las críticas le hayan obligado a dar marcha atrás. Era demasiado vergonzosa esa situación.
ResponderEliminarBesotes.