Me pregunto de dónde saca la fuerza para continuar trabajando, para ilusionarse con iniciativas nuevas y no abandonarlo todo, de puro ridículo y minúsculo, ante la muerte de Elena.
Angelines Porres está pasando por los peores momentos de su vida y, sin embargo, es capaz de dar a los demás ese amor que, en sus actuales circunstancias, sólo puede brotar de seres humanos privilegiados, radicalmente prodigiosos.
Antes de que se dedicara a la política, en la presentación del primer Congreso sobre Creación Musical Contemporánea, dije que Angelines era una mujer maravillosa. Ahora, tras un buen número de años desempeñando una importante labor en el Ayuntamiento de Valladolid, lo sigue siendo. No es nada sencillo. La política deja estrechos cauces a la generosidad y al compromiso sincero por el bien común. De ahí que sea emocionante ver a Angelines, después de la enfermedad y la muerte de su hija, entusiasmada con una nueva adquisición de fondos bibliográficos o con las listas previsibles de concursantes al Premio Frechilla-Zuloaga.
Estábamos en una mesa repleta de papeles, pensando juntos, según expresión suya. De pronto me miró y dijo: "Diego, me gusta trabajar contigo". Jamás lo olvidaré. Me siento muy feliz junto a ella. Carlos Castilla del Pino aseguraba que "en la medida en que hay una ostentación hay también una deficiencia". Su actitud dialogante y sencilla, dispuesta a aprender y a empaparse de cuanto le rodea, es admirable en este mundo nuestro de vanidad desenfrenada.
Ya sabes, Angelines, que sigo sin descanso un precepto de Nietzsche: "Donde no puedas amar, pasa de largo". Y por eso mismo, querida amiga, estaré siempre a tu lado.
Te quiero mucho, Porres.
Realmente, hace falta mucho amor y mucha generosidad humana, para seguir en la brecha despues de la muerte de una hija. Un beso
ResponderEliminar¡Precioso homenaje a tu querida amiga! Seguro que le alegras la vida en estos momentos tan penosos para ella. Dale un abrazo de mi parte. Besotes, M.
ResponderEliminarYa lo dice el dicho:
ResponderEliminar"Madre solo hay una, y como Angelines ninguna"
Querido Diego:
ResponderEliminarMe han emocionado tus palabras.
Un beso,
Marieta
Un amigo mío decía que las mujeres son una especie diferente. Casos como el de Angelines lo corroboran.
ResponderEliminarGracias a personas así he comprendido la importancia del amor a los demás.
ResponderEliminarMe encanta que reconozcas y expreses con palabras la grandeza de esta mujer.
Besazos.
Qué buen consejo: Donde no puedas amar, pasa de largo. Te lo cojo prestado.
ResponderEliminarSi, realmente es algo prodigioso cómo Angelines sigue pensando en los demás cuando lo que más quería se fue. Es una mujer especial, buena y generosa en todo, y en esto, también.
ResponderEliminarLa admiro, la quiero y le agradeceré siempre su apoyo y confianza.
Angelines, te quiero un montón...
Helena Calvo Cuesta
A medida que crecemos, somos conscientes de nuestra fragilidad....y es por ello que valoro enormemente la fuerza y el modelo a seguir de vida que eres, Angelines, mi querida "Angeles-lines" como siempre te llamé.
ResponderEliminarNos separan 13000 kms, muchos años de cafés pendientes, pero guardo a mis casi 40 primaveras, los mejores y más dulces recuerdos contigo.
Me enseñaste a confiar en mí y a descubrir que mi pasión además de la música era la docencia. Y sobre todo, me ofreciste siempre con generosidad, tu risa, tu escucha y tus consejos...
Te quiero mucho.
Su Calvo desde Argentina.