Me he levantado con el recuerdo del sueño: una serie de números con la que he digitado un pasaje bastante difícil de la Sonata nº 3 de Ramón Barce. Pero el sueño eran los números... no la música, ni el piano...
Por la tarde hemos ido mi hermano Álvaro y yo a ver La gran estafa, ya que no ponían en esos cines Caótica Ana, recomendada por Pedro Ojeda en su blog.
Y ahora, esta melancolía, sin saber de dónde viene, ni en qué lugar ha encontrado tanta fuerza.
La melancolía, Diego, es la fuerza de los tristes... déjala correr por los dedos hasta las teclas de tu piano.
ResponderEliminarY que yo no esté cuando lo hagas... coño.
Un besote.
Diego, el otoño se va afirmando.
ResponderEliminarLa melancolía es una sensación infravolarado.
ResponderEliminarInteresante tu blog.
Un saludo
A veces la melancolía es buena, para recordarte que tienes que aprovechar los momentos de alegría.
ResponderEliminarun abrazooo
y anímateeeeeeeeee
Una gran película La gran estafa.
ResponderEliminarUn beso,
Álvaro