miércoles, 2 de enero de 2013

Etiopía, paso a paso


Cuando comencé a trabajar como profesor en el Conservatorio de Valladolid, la fortuna me regaló un maravilloso grupo de alumnos que, además del ya imaginable interés por la música, sentía una enriquecedora curiosidad por toda forma artística y otros muchos ámbitos del conocimiento. Esa actitud les acompaña hoy en sus diversas profesiones, y resulta indispensable para perseguir con rigor la medida de un saber artificialmente separado, que necesita de una constante interrelación para ser comprendido en profundidad. 
Uno de esos niños era Borja Santos Porras. Siempre tuvo una gran sensibilidad y preocupación hacia los problemas de sus compañeros, y no me ha extrañado que ese comportamiento generoso creciera hasta convertirse en el centro de su vida, dedicada a la ayuda y cooperación internacional en varios países. Ecuador y Etiopía han tenido una importancia especial, y de ambos va a quedar un testimonio significativo: la comprometida y lúcida mirada de Borja sobre aquellos lugares que conoce y ama.
Si en 2010 fue Ecuador, ahora es Etiopía la destinataria de una exposición fotográfica en el Espacio Joven de Valladolid, formada por una pequeña muestra de las más de cinco mil imágenes tomadas por él, que abarcan la diversidad etíope y el enorme cambio que se está produciendo, transformador de las personas y de los paisajes. Su cámara refleja esa evolución y, por supuesto, su propia subjetividad, situada en la fértil frontera de quien no es nativo pero tampoco extranjero. Desde allí, Borja Santos nos sitúa ante un espacio que de inmediato arroja esas preguntas primordiales, postergadas tantas veces: un encuentro donde África es algo más que un arañazo en nuestra conciencia.  

(Artículo publicado el El Mundo, edición de Castilla y León, el 23 de diciembre de 2012)

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