Envejecer no es verte en el espejo / y hallarte las arrugas en el rostro: / hacerte viejo es ver los arañazos / que marcan a los seres que quisimos / y todo cuanto un día emocionaba / ahora ya del todo indiferente. / Las arrugas del alma son más hondas / que surcos en la piel. Mucho más blanca, / la nieve en la ilusión que en el cabello. / Aún la mano es fuerte, mas no encuentra / ya nada que los ojos ambicionen. // Envejecer es esto: / que muera el corazón sin que se pare.
¡Cuán cierto! Bellísimo. Me ha encantado. Besotes, M.
ResponderEliminarque cierto Diego, me gustó.
ResponderEliminarSaludos.