Veo a muchas personas convencidas de ser la suma de lo que han conseguido. Parecen no darse cuenta de que también somos, y quizá en mayor medida, aquello que hemos perdido, todo eso que alguna vez fue nuestro y no lo es ya; aquello que estuvo rozándonos las manos y no logramos que permaneciera en ellas. Esos huecos nos definen, nos constituyen y, tantas veces, son la respuesta para esas reacciones inexplicables, para esos silencios que no sabemos rellenar con nada, para esa súbita inquietud que no somos capaces de justificar. De todo eso estamos hechos: de ese amor que la vida despierta a su capricho, de ese amor que vemos tan real y prodigioso, pero que es invisible a su destinatario; de esos adioses infinitos, de esa luz que el recuerdo enciende cada día.
¡Qué bello lo que dices! Así es querido Diego. La vida es una serie de adioses... Besotes, M.
ResponderEliminar"esa luz que el recuerdo enciende cada día"...esa es la que nos hace seguir!!
ResponderEliminarun besazo grande
pd: guapetón que está usted con cinco años
También estamos hechos de las sonrisas que hemos conseguido arrancar, de todos los esfuerzos encaminados a no defraudar, principalmente a no defraudarnos a nosotros mismos, a poder decir que hemos hecho todo, absolutamente todo, lo que estaba en nuestra mano, de todas esas renuncias que hemos tenido que hacer, etc.
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