Un maestro lo es con independencia de lo que enseñe. Lo dijo Carlos Castilla del Pino y, de forma prodigiosa, se cumplía en él mismo. Era una de las personalidades más importantes de nuestro país, un intelectual formidable, un hombre comprometido con la democracia, con la verdad.
Me envió algunas cartas sobre mis libros, con su letra pequeña y su sabiduría inacabable. La noticia de su muerte me ha sorprendido leyéndole. No es ninguna casualidad: Pretérito imperfecto, Casa del olivo, las conversaciones que mantuvo con Anna Caballé y otras de sus obras son páginas a las que vuelvo constantemente.
Castilla del Pino expresó su deseo de morir escuchando, una y otra vez, la Nana de Manuel de Falla, en la interpretación de Victoria de los Ángeles, a la que admiraba tanto como yo a él.
En efecto. Hemos perdido un maestro.
ResponderEliminarQue la tierra le sea leve.
Sí, es un ejemplo de vocación profesional. Lo quería mucho.
ResponderEliminarhttp://dyas-castilla.blogspot.com/
Un gran psiquiatra y literato se nos fue. Nos deja sus obras y sus enseñanzas tan valiosas.
ResponderEliminarUna gran pérdida.
Muchísimas gracias, Diego.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Es una pena, sí, esta pérdida. Una persona lúcida, accesible, simpática, irritable, sólida y próxima.
ResponderEliminarLa pérdida es importante. Su personalidad era orientadora y sus escritos y declaraciones siempre aportaban un plus de calidad humana y sabiduria. Descanse en paz y en el recuerdo de todos nosotros. Salu2.
ResponderEliminarEstán desapareciendo mucha gente válida últimamente... Besotes, M.
ResponderEliminar