Ayer di un concierto en Medina de Rioseco, a beneficio del retablo mayor de la Iglesia de Santa María, recientemente restaurado. Desde que era niño me ha impresionado la majestuosa serenidad de su belleza. En Santa María tocaba el órgano y el armonio, fui monaguillo e improvisado guía. Frente a ese retablo mi padre se casó y, muchos años después, fue testigo de su funeral.
En el programa no podía faltar Recuerdo, la pieza que Albert Sardà compuso en memoria de mi padre. El azar -que según Borges es sinónimo de destino- marcó la fecha: 19 de marzo.
Fotos de Fernando Fradejas
Un gran concierto. En especial me impresionó la Marcha del Santo Grial. Enhorabuena. Miguel
ResponderEliminarQué lindo lo que contás y hermosa la foto.
ResponderEliminarQué pena no haber podido acompañarte en el concierto.
ResponderEliminarUn abrazo,
Bonita manera de recordar a quien fue tan importante para ti.
ResponderEliminarAyer fue mi onomástica y me hubiese gustado asistir a tu generoso concierto. No pudo ser, por eso de las distancias insalvables; seguramente me hubiese impresionado como le sucedió a Anónimo. Tal vez en el futuro… Un saludo desde Gallaecia.
ResponderEliminarsin duda alguna, un concierto inolvidable.
ResponderEliminarAbrazos
Bien que sentí perdérmelo. Tenía intención de ir, pero una inoportuna gripe me ha dejado tocado.
ResponderEliminar¡Qué envidia los que pudieron escucharle en ese concierto!
ResponderEliminarCuando se tiene de fondo ese retablo y se toca precisamente en esa fecha y con ese bagaje afectivo en el ánimo, estoy segura de que algo profundo, especial y mágico brotó de las teclas de su piano. Tuvo que ser un privilegio escucharlo en directo.
Un abrazo
¡Enhorabuena por el rotundo éxito!
ResponderEliminar¡Otro más!
Ahora debes reponer fuerzas para los exámenes trimestrales.
¡Precioso retablo! El concierto seguro que fue magnífico. Siempre me han apasionado los conciertos en las iglesias por la acústica tan especial y el entorno, generalmente, muy bello. Muchos besotes, M.
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