Estuve el viernes con Pedro Aizpurua en su casa de Valladolid, y escuchamos el disco que he grabado con su obra pianística. Después, comenzó a mostrarme los libros que está leyendo sobre un tema que le interesa mucho: la posmodernidad. Vimos otros textos, esta vez referidos a la muerte. Lo apunto para señalar dos anécdotas que dan luz sobre el carácter de Pedro. La primera: con todas las reflexiones que está escribiendo sobre la posmodernidad, me dice que podría dar una conferencia, pero, termina, "no tengo ganas de dar conferencias". La segunda: con algunos libros en la mano, relativos a la muerte, le pregunto si le obsesiona la idea del final. Su respuesta: "A mí la muerte me parece algo estupendo".
Cuánta razón la de don Pedro.
ResponderEliminar¡Viva la muerte!
Este homenaje al silencio, ¿tiene algo que ver con los segundos de ausencia de sonido insertados por el ordenado managger de sonido adjunto, o ha sido pensado en honor al silencio que ha guardado el único intérprete en relación a la nula cuantía de sus honorarios por el trabajo realizado?
ResponderEliminarCreo, amigo Rompope, que tiene que ver con ambas cuestiones.
ResponderEliminarUn abrazo,
Diego
admiro a Pedro con su planteamiento de la muerte. yo la tengo pavor... en fín, puntos de vista distintos...
ResponderEliminarun bso Diegoo!!!!
No quiero derivar las inquietudes de Aipurua a una sola; a mí el tema de la vida y la muerte me obsesiona. Eso sí, creo que la vida y la muerte se necesitan la una a la otra.
ResponderEliminarUn abrazo