martes, 21 de agosto de 2012

Homenaje a Urdiales


El concepto genérico de interpretación recoge características comunes y enriquecedoras entre disciplinas aparentemente muy alejadas. Recuerdo mi primer encuentro con Fernando Urdiales: fue a partir de una referencia a El teatro y su doble, a lo largo de una entrevista en la que, por diversos motivos, se mencionó el texto de Antonin Artaud. Conocía el trabajo de Urdiales como actor y director desde muchos años atrás, cuando en mi adolescencia comencé a asistir a los montajes de su compañía, Teatro Corsario, que iban de Calderón de la Barca a Tennessee Williams, de Lope de Vega a Peter Handke.
            Acabo de leer Un hombre llamado teatro, un libro coordinado por Víctor M. Díez, Luis M. García e Isaac Macho, que analiza la vida y la obra de Urdiales desde puntos de vista muy diversos, a través de la escritura, el dibujo y la fotografía. Percibimos de inmediato la intensidad y el cuidado, el amor por el detalle en todo cuanto hizo. La psiquiatría, abandonada por una pasión teatral irrefrenable; su firme compromiso político y el interés por mejorar la situación de quienes se dedicaban al arte dramático en nuestra Comunidad.
            Hace sólo unos días se presentaron los bonos de apoyo a la realización de Godot aprieta pero no ahoga, un documental sobre Urdiales. Éste y otros proyectos muestran su importancia y calidad artística, pero también la amistad y el cariño que recibió de muchísimas personas.
            “Qué pocas veces estuvimos Fernando Urdiales y yo cara a cara, mano en la mano, palabra con palabra”, ha escrito Antonio Gamoneda. No tuve yo, tampoco, esa fortuna. De la última vez que le vi conservo nítido, exacto, el timbre de su voz y ese silencio que lo sujeta, ya para siempre, a mi memoria.

(Publicado en El Mundo, edición de Castilla y León, el 5 de agosto de 2012)

sábado, 11 de agosto de 2012

Guadarrama


El 28 de julio di un concierto en Guadarrama dentro del ciclo Clásicos en Verano de la Comunidad de Madrid, con obras de Teresa Catalán, Manuel Carra y Carlos Cruz de Castro.